Una nueva propuesta del partido
popular ha levantado las alarmas entre las asociaciones
ecologistas y expertos. Esta vez se está planteando perdonar aquellos proyectos
urbanísticos que se realizaron en fraude de ley en terreno no urbanizable. Más
concretamente, la propuesta pasa por dejar sin efecto miles de sentencias firmes
que imponían la demolición de construcciones ilegales. Esta medida se envolverá con un bonito papel y se venderá a los ciudadanos como un plan de rehabilitación urbanística que tendrá por finalidad salvar a miles de familias de ser afectados por la
demolición de sus casas ya construidas.
En este sentido y ante tal
demagogia debemos de ser claros a la hora de exigir el cumplimiento de las
leyes y más aún, el cumplimiento de sentencias firmadas por nuestros órganos judiciales. Por medio del “que más da si ya está construido”, no podemos justificar y condonar la especulación
urbanística que hemos sufrido y el beneficio obtenido irregularmente por
aquellos facinerosos que se dedicaban a recalificar terrenos y conceder
permisos de construcción en zonas protegidas y no urbanizables, mancillando el
cargo público y la confianza que el pueblo había depositado en ellos.
Si esta norma sale adelante será
un insulto para todas las personas que componen y representan al poder judicial
en este país, porque les estaremos enviando el mensaje de que su trabajo no
sirve para nada. Pero mayor será el insulto hacia todas las personas que
creíamos que en la sociedad actual había una separación de poderes y que era
imposible que el poder ejecutivo pudiera coartar y limitar las acciones del
poder judicial.
A esta medida deberíamos de
sumarle anunciada hace menos de dos meses. La imposición de una amnistía fiscal
que absolverá de todos sus pecados aquellas empresas y particulares que se habían
dedicado a evadir impuestos en España llevando su patrimonio a paraísos
fiscales. La única exigencia será que declaren ante la Agencia Tributaria el
dinero defraudado y, como si de una regañina o mera azotaina se tratara, deberán
tributar por el 10% de lo declarado.
Siempre que me paro a pensar en
la cantidad de personas que se van a beneficiar de estas dos medidas me viene a
la cabeza el anuncio de helados que protagoniza Iniesta con el eslogan “Kalise
Para Todos”. Lo que pasa es que cuando lo reproduzco en mi mente me aparecen
altos cargos de entidades financieras o de grandes empresas comiendo helados
mientras Cristobal Montoro grita sonriente “¡Amnistía para Todos!”.
Mientras tanto, el contribuyente
medio tiene que soportar continuamente una losa -o una lápida, no lo sé porque
desde debajo no se distingue bien- compuesta de recortes sociales y laborales, de
subidas de impuestos, de congelaciones salariales, etc. que va creciendo y que tiene gravado bien en grande: “Has
vivido por encima de tus posibilidades”.
Por último, me
gustaría que relacionáramos ambas situaciones y que nos planteáramos si lo justo,
lo realmente justo no sería perseguir el fraude fiscal en vez de arrodillarnos
ante él, investigar o juzgar a las personas que se han beneficiado de la especulación
en terreno ilegal. En definitiva, si lo más justo no sería que las personas que
han estafado, mentido y robado, no pagaran proporcionalmente por los actos ilegales cometidos, en vez de concederles una Amnistía y que otros aguantemos su vela.
Es cierto. El trabajo del poder judicial en este país no vale para nada. La Justicia está corrompida desde hace mucho tiempo. Eso es un hecho. En la sociedad actual no hay ningún tipo de separación de poderes. Que se lo pregunten al ex-presidente, y que pregunten en el País Vasco, a ver si hay separación...
ResponderEliminarHaciendo referencia a tu último párrafo: En este país queda más patente que en ningún otro sitio, que los ciudadanos importamos una mierda, y más aún cuando en lugar de juzgar y encarcelar a banqueros especuladores y estafadores, se les recompensa con indemnizaciones millonarias. A mi me parece... que a) deberíamos aprender un poco de Islandia y b)Nuestros políticos empiezan a parecerse cada día más a los de Ciudad de México o Juárez. Damos lástima como país, que quieres que te diga.
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