jueves, 5 de julio de 2012

Vivienda, artículo de lujo.


“El precio de la vivienda en España aumentó un
15,89% en el primer trimestre de 2006” – El Pais (26 jun 2006)

“30.000 personas viven en la calle en España” – El Mundo (28 nov 2011)

El precio de la vivienda nueva acumula una subida del 66% 
en cinco años” – Cinco Días (4 ene 2003)

Constitución Española. Artículo 47
Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada.
Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genera la acción urbanística de los entes públicos.


“Los desahucios alcanzan un récord durante 2011 con 58.241 expedientes, un aumento del 22% con respecto a 2010.” – El País (30 mar 2012)

“El precio de la vivienda crece un 7,2%, 
la menor subida desde 1998” - Consumer  
(19 abr 2007)


Vuelvo a la carga de nuevo con el blog. En esta ocasión quería denunciar y reflexionar sobre la Vivienda, un bien en teoría de primera necesidad, pero que poco a poco se ha ido convirtiendo en un artículo de lujo.
Os he traído una serie de titulares que ponen de manifiesto el problema tan arraigado en España como es el de la vivienda. Desde finales de los años 90, nuestro país se ha convertido en una máquina de recalificar terrenos y construir viviendas sin control.

El sueño de todo español de entre 40 y 65 años era comprarse una segunda casa, o tercera, en una región donde pasar las vacaciones: Torremolinos, Benidorm, Cantabria, Costa del Sol, etc. Esta enfermedad de compra compulsiva de una segunda casa se fue extendiendo hasta convertirse en una verdadera epidemia, lo que produjo un aumento muy notorio en la demanda de vivienda y llevó a un aumento sin control del precio del inmueble.

Por otro lado, existía otro gran sueño entre los jóvenes españoles de entre 18 y 30 años, la emancipación.  Estos iban viendo como su posición en el mercado laboral cada vez era más precaria y el precio de la vivienda subía como la espuma. Aun así, muchos jóvenes creyeron que sus trabajos en la construcción, sin cualificación pero con altos salarios iban a durar para siempre y decidieron comprar a como diera lugar. Esto les llevó a asumir hipotecas eternas y, en muchos casos, de no menos de 800 euros mensuales con el único fin de cumplir el sueño español: tener un techo propio en el que vivir (aunque fuese de 50m2).

Debo romper una lanza en favor de los soñadores, tanto los jóvenes como los más adultos, y es que, si vivimos en un sistema que nos hace creernos que ese debe ser el camino y estamos gobernados por unas personas que fomentan y dan el visto bueno a estas políticas que nos llevan a vivir “por encima de nuestras posibilidades”, ¿cómo iban a pensar los soñadores que estaban cometiendo el mayor error de sus vidas?  

Para entender lo que ha ocurrido, hay que destacar también el papel de las entidades financieras. Si los anteriores eran soñadores, estos eran atrapasueños, pero en vez de atrapar los sueños para devolvérselos a la persona, estos atrapaban a los ciudadanos dentro del sueño por medio de las "hipotecas basura". Se concedían créditos sin casi ningún rigor. Aprobaban cualquier cuantía siempre que se entregara un aval y un contrato laboral, aun sabiendo que esa persona no iba a ser capaz de devolverlo.  Estos bancos han sido cómplices de este escarnio inmobiliario, siempre sacando provecho de la situación con unas maniobras poco éticas por así decirlo. Funambulistas caminando por la cuerda de la legalidad, nunca caen en las redes del sistema, quizás porque tienen ayudas externas que les ayudan a no caer.

Esto ha llevado a tener una franja de edad de entre 25 y 40 años que son muertos en vida: personas que se han arruinado, han tenido que volver a vivir con sus padres y que tendrán una deuda eterna con el banco.


Pero si hay algo que se debe denunciar enfervorecidamente es esa pasividad insultante de los gobernadores, quienes veían que esa burbuja inmobiliaria hacía crecer a España a un ritmo por encima del real y aun así,  lo dejaron pasar en vez de tomar las medidas necesarias para equilibrar el sector de la construcción y el precio de la vivienda. Nuestros políticos, tras ser elegidos, se han creído dueños del poder y lejos de gobernar en pro de los ciudadanos han sucumbido a los intereses de unos pocos que controlan gran parte del dinero. Han decidido violar todos los derechos que por su cargo deberían de habernos garantizado, como es el del acceso a una vivienda digna. Han decidido dar la espalda a unos votantes que al final convencerán más adelante con promesas vacías, puesto que estos votantes, ya no saben el poder que tienen en realidad.

La población estamos en la obligación de exigir responsabilidades a las personas que, por conveniencias electorales, han tomado decisiones cortoplacistas, mirando siempre las próximas elecciones y dejando a un lado sus verdaderas obligaciones. Deberíamos de despertar y empezar a movernos por nuestro futuro que, aunque no lo creamos, cada vez es más incierto, más oscuro.

Para finalizar, dentro esa movilización colectiva que antes reivindicaba, quiero ensalzar la labor que realizan las Plataformas de Afectados por la Hipoteca que buscan una acción en distintas ciudades de España para frenan desahucios injustos. También he de mencionar la Iniciativa Legislativa Popular que están llevando a cabo distintas organizaciones sociales para instar al Gobierno que modifique la Ley Hipotecaría para que en ésta se contemple la dación en pago como modo de saldar la deuda previamente contraída con el banco.





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